Entrenamiento Visual

El Entrenamiento es fundamental, ya que es el momento en el que el paciente aprende a utilizar eficazmente las ayudas técnicas que empleará en el día a día.

Un buen programa de entrenamiento constituye la base para que el uso posterior de la visión residual, con ayudas ópticas y se produzca satisfactoriamente y no se abandone su utilización ante cualquier dificultad.

El entrenamiento debe estar basado en las necesidades concretas que plantea cada persona y no solo en las que manifieste la familia o las que presuponga el optometrista, por eso el entrenamiento debe ser individualizado.

Los objetivos del entrenamiento específico en baja visión deben fijarse teniendo en cuenta las características de cada paciente: edad, causa y grado de la discapacidad, inteligencia, motivación, profesión.

El punto de partida del entrenamiento o rehabilitación debe ser el conocimiento por parte del paciente de las posibilidades de su resto visual, las repercusiones funcionales que le produce su patología y como optimizar su funcionamiento con ayudas ópticas

El entrenamiento consiste en el aprendizaje de técnicas para el mejor aprovechamiento del resto visual y la correcta utilización de las ayudas prescritas.

En esta fase se ejercita al paciente en determinados hábitos necesarios para el aprovechamiento de su resto visual. Asimismo, el uso de las ayudas técnicas bajo la supervisión de un especialista facilitan que estos instrumentos puedan ser manejados sin ninguna dificultad por el paciente cuando éste tenga que valerse por sí mismo.

La fase del entrenamiento se completa habitualmente en cuatro sesiones de una hora, aunque el plan de rehabilitación incluye todas las sesiones que sean necesarias hasta lograr que el paciente emplee con eficacia las ayudas propuestas.

El entrenamiento es fundamental, ya que si no se usan correctamente las ayudas, no se cumplirán los objetivos. En cambio, los estudios demuestran que el 80% de los pacientes que aprenden a utilizar las ayudas, las siguen usando 2 años después de finalizar la rehabilitación.

Orientación y Movilidad.

En la mayoría de los casos, la Baja Visión conlleva una falta de seguridad a la hora de salir a la calle por su barrio, desplazarse por lugares desconocidos, coger un autobús o cruzar una calle.
Se puede mejorar la calidad de vida con una serie de cursos prácticos que se pueden impartir en el entorno en el que la persona se maneja enseñando técnicas de orientación y movilidad para obtener esa independencia y seguridad que necesita.